lunes, 3 de septiembre de 2007

Mi platónica música


Aburridas razones intentan escribir este capítulo. Deambulo inerte ante experiencias repetitivas, envejeciendo de a poco y desarrollando achaques cero tolerantes a las actitudes de la gente que circula por mi paso. Desconectada de mí, sin hilar aventuras, sin riesgo y vehemencia… ¿Habré muerto?
Transcurren las cosas sin que las sienta. Asesiné mis ideales. El amor se murió cuando le regalé mi esencia. Se acabó y no habrá más… Volteé la página.
Un día nací camaleón y el color de mi pasión se desvaneció. El síndrome de cambios de tono plantea mi estado de ACME. La escala de grises pintan esta aura: triste, sin sueños… La música me llama, es mi única aliada y compañera. Me vuelvo a enamorar de ella, pero le temo nuevamente. Inalcanzable y a la vez en mis venas. Sugestiva y real al interpretarla. Tengo celos de Céspedes, de garganta áspera interpreta un jazz triste. Lo envidio. Los dedos sobre un piano de cola persiguen su voz con notas bailarinas. Esa escala musical se parece al color de mi aura. Imagino esa escobita barriendo el esterbil al ritmo de ese jazz Tú me has de querer…Esa canción excita mi alma, aquella quien yace encerrada en mi cuerpo. No me odies le digo. La calmo y no pienso en nada para que escuche conmigo la música. Ambas le pondremos melodía a cualquier tonada… Tranquila, ambas volveremos a sentir. Renaceremos. Pronto cantaremos.

No hay comentarios: