lunes, 3 de septiembre de 2007

Inocencia entrañable


Unos bellos y pequeños ojos negros me observaban cuando me disponía a arreglarme. La camiseta me forró el cuerpo de cola en funda y a continuación cepillé mi cabello. Ella seguía observándome y su ceño se frunció por la demora. “¿Tía, ya nos podemos ir al parque de la fedroviadria?”. Sí, le contesté. Así que la tomé de la mano y salimos de casa hacia la aventura de su mundo. Ella quería encontrarse con ese tren que la lleva a pasear por el parque de la conocida Ferroviaria, deseaba treparse además a los juegos infantiles donde le fascina colgarse como mono: a las llantas hechas columpios, al guinguiringongo, a las escaleras horizontales, a conocer nuevos amigos, etc….
Llegamos en cinco minutos. Corrió hacia los tubos de metal y de ahí se colgó un buen rato. Yo solo recordé que ahí me llevaba mi mamá. De aquel pequeño parque solo queda una escultura blanca en forma de legos pegados con formas extrañas. Ella me tomaba de la mano y me llevaba como trofeo hacia todos lados de esa ciudadela donde vivimos por 5 años. La gente se le acercaba a pedirle autógrafos, recuerdo. Su cabellera en pompa y con los ojos delineados como Cleopatra, era su juventud tan bella como su carácter y voz…. Mi madre, tan especial, tan inocente a la vez, cómo extraño esa época.
Ahora deseaba yo reconstruir escenas. Aunque sin hijos propios, mi sobrina es como si lo fuera. La veo divertirse, sube y baja de todos los juegos como si en algún momento los fueran a sacar… Tan linda, veo cómo hace amistad tan rápido con las niñas que la toman de la mano para treparla a la llanta y hacerla girar. Todas se turnan. Ella hace muecas graciosas para que las otras se rían. Las niñas le dicen que ahora le toca girar la rueda. Ella aprende a turnarse, a esperar su turno. Corre, se lanza al piso, ríe. Me alimento de su infancia. Es consciente de mi presencia; me busca para sentirse atendida.
Me eleva la mano y me indica con su sonrisa que es la niña más feliz del mundo.
Creo que ya olvidó que su papá no la recogió por la tarde de hoy.
Entrañable la inocencia que lleva consigo, tanto que sus dudas sudaron sobre su rostro al son del juego.

No hay comentarios: